El dos de abril de 1971 Sonia, Adrián, Hazel y Evelyn decidieron buscar nuevas oportunidades afuera de Costa Rica. Su rumbo: Estados Unidos. Al cabo de dos semanas llegaron a la frontera entre Chihuaha y Nuevo México, aquí sin documentos pero con muchos sueños decidieron cruzar ilegalmente. Rodeados por 5 oficiales armados (los cuales sólo inglés hablaban, sin entender español) fueron retenidos por horas hasta que los separaron; Sonia en Nuevo México, Adrián en Chihuaha, Hazel de 5 años y Evelyn de 4 años en un convento de monjas cerca de Texas.
Las barreras del lenguaje eran muy altas para todos; más sin embargo una monja entendía español. Al cabo de tres días, se presenta la monja con Evelyn y Hazel en Nuevo México, donde al observar la preocupación de Sonia decide la monja apoyarla y recibirla en su convento. Adrián recibe una llamada y decide cruzar de Chihuaha a Texas.
Años después, esta historia me la contaron desde la comodidad de su hogar, todos siendo profesionales y con nacionalidad Estadounidense. La moraleja: perseguir ese sueño.